De la filosofía hacia la ciencia I: Origen
- Joaco
- 11 abr 2020
- 3 Min. de lectura

La filosofía y la ciencia, son temas que, en nuestra época se consideran aislados uno del otro y damos un lugar diferente a los científicos que a los filósofos, aunque al final de cuentas la sociedad prefiere ignorarlos a ambos. Pero como esto no es una queja, hoy me centraré en esta pregunta que varias veces me he planteado: ¿Realmente existe una brecha considerable entre ciencia y filosofía?
Desde mi punto de vista, la respuesta es sencilla: no. Realmente la filosofía forma parte de la ciencia y la ciencia aparece gracias a la filosofía. En primer lugar, consideremos la etimología, filosofía viene del griego “phylos” que significa amor y “sophia” que significa sabiduría de modo que la filosofía es amor por la sabiduría, y definitivamente alguien interesado en la ciencia necesita sentir amor por la sabiduría.
Si vamos un poco más allá, cuando un estudiante termina el doctorado, suele recibir el título de “Doctor en Filosofía” (o Ph. D. para poderlo poner en una plaquita), y esto no es un error, en realidad alguien especializado en algún área del saber a ese nivel, es alguien que ama el conocimiento y ese amor, lo puede llevar a querer obtener más que, en muchas ocasiones es un misterio, no solo para esa persona sino para toda la humanidad y es de esta manera que surgen los investigadores. También, existen los divulgadores, que son personas que disfrutan compartir los frutos de ese amor con el resto de la sociedad para que ese conocimiento se vuelva realmente de la sociedad.
La filosofía, responde las preguntas que, por su naturaleza, son prácticamente imposibles de resolver y en algún momento de la historia (sobre todo en la Antigua Grecia) se incluían preguntas como: ¿de qué está hecho todo lo que vemos?, ¿cuál es el lugar que ocupamos en el universo?, ¿cuál es la razón de qué estemos vivos? y muchas otras preguntas, que en su momento no podían ser atendidas mas que por gente que quisiera conocer las respuestas, y aunque quizá muchas de esas respuestas ahora sabemos que eran incorrectas, sembraron la semilla de las diferentes disciplinas científicas, al igual que las bases para las matemáticas. Aquí es importante aclarar, que el origen de la forma actual de hacer ciencia se remonta al siglo XVI cuando Galileo Galilei, resaltó la importancia de la experiencia y fundamentó lo que ahora conocemos como el Método Científico.
Muchos filósofos, estaban convencidos que el conocimiento se adquiría únicamente por el uso de la razón y esta no era amigable con todos, sin embargo, la realidad es que el conocimiento se adquiere gracias a la experiencia, pero sobre todo a la evidencia. Muchas ideas desarrolladas por filósofos al tratar de responder alguna pregunta, se fueron refinando con el tiempo, gracias a nuevos métodos de tratar las ideas y a nuevas posibilidades de adquirir evidencia. La física, la biología, la medicina, la química, la botánica y el área del saber que se les ocurra se desarrollan gracias a las preguntas que llevan haciéndose desde hace miles de años y además de dar las posibles respuestas, desarrollan los métodos para evidenciar que la respuesta es real, y de esta forma generar nuevo conocimiento.
Un lugar especial, es el que ocupan las matemáticas, estas han sido altamente influidas por filósofos de diferentes épocas, desde el teorema de Pitágoras, pasando por la geometría de Euclides, hasta llegar a la personalidad de René Descartes y su geometría analítica y cálculo diferencial. Desde mi punto de vista esto no es una casualidad, los filósofos buscan entender el propósito de la vida, y en muchos sentidos, la respuesta los lleva a creer en la existencia de uno o varios dioses, ahora bien, si consideramos que las matemáticas son el lenguaje de dios, debido a su universalidad (porque 2+2=4 en donde quiera que usted se encuentre), es de esperarse que gran parte de ese lenguaje sea recuperado por los filósofos e incluso por teólogos.
Todo gran científico se ha visto influenciado alguna vez por un filósofo, pero aun si usted no es un científico, la experiencia lo ha llevado a seguir una o varias corrientes filosóficas. Retomando la etimología, hay otra interpretación que la define como el “amor por pensar”, y esa definición es la que me gustaría que se lleve usted, tómele gusto a la lectura, a aprender, a pensar para adquirir nuevo conocimiento que eso lo hará libre.
Este es el primero de tres escritos acerca de la relación entre la filosofía y la ciencia, si le gustó, comparta y esté atento que hay mucho más por aprender.
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