La ciencia en tiempos del coronavirus
- Joaco
- 1 abr 2020
- 3 Min. de lectura
El COVID-19 seguramente pasará a la historia como uno de esos sucesos que cambiaron al mundo y su manera de funcionar, un evento que, por su impacto económico y social, ya es incluso comparado con la segunda guerra mundial y al igual que en la segunda guerra hay una aliada que es clave para afrontar esta pandemia: la ciencia.

Desde que el virus comenzó a tomar fuerza, la ciencia empezó a tomar partido y no de la mejor forma, empezaron los rumores de que este virus era un arma biológica de China o Estado Unidos para dominar a sus enemigos, hace poco en Arizona, un doctor dijo que el virus era una consecuencia del daño que las ondas electromagnéticas del 5G habían hecho a nuestras células y quizá haya muchas otras teorías que sin mucho fundamento se van pasando de voz en voz. A pesar de esto la realidad es otra, no, no es un virus creado por el hombre y eso está comprobado, la ciencia nos permite evaluar la evolución del virus para observar las mutaciones por las que va pasando, un poco más de una proteína por ahí, una nueva secuencia de ácido ribonucleico (ARN, pariente del ADN) que ha aparecido después del tercer par y otros indicios que, de tratarse de un virus de ingeniería, serían fácilmente detectados por un químico o biólogo entrenado. Y no, tampoco podemos culpar a la tecnología y el 5G, eso es mucho más sencillo, el 5G utiliza ondas de radio (que si son electromagnéticas), pero estas ondas son tan grandes que son incapaces de hacerle algo a una célula, son entes que no interactúan por naturaleza y no pueden relacionarse de forma alguna.
La ciencia es un arma muy poderosa y en esta guerra, quizá es la más poderosa que podemos tener, bueno, tal vez solo después de la organización social de todos nosotros para evitar la propagación, pero después de eso, definitivamente es la ciencia. Y es que lo que la investigación científica puede hacer por ayudarnos a sobrellevar esta pandemia tiene un sinfín de formas, los matemáticos, por ejemplo, pueden estar evaluando modelos que nos permitan predecir la propagación del virus de una forma más o menos precisa, y con eso permitirnos estar preparados para lo que pueda venir. Entre biólogos, biotecnólogos, bioquímicos, etc. entender las interacciones del virus con nuestro organismo, para buscar formas de confrontarlo en alianza con químicos y farmacólogos, todos ellos actualmente se encuentran buscando medicamentos y metodologías para tratar a los enfermos y mitigar la propagación. Otro grupo, el de los médicos, estudia la eficiencia de tratamientos, los resultados de manejar una u otra metodología para tratar a los enfermos, los epidemiólogos están intentando descifrar los protocolos adecuados para sacarnos de esta época tan complicada. Y los físicos, ahora aliados con los ingenieros (ni nos llevamos tan mal) están buscando formas de apoyar con equipo, con mecanismos y con ideas prácticas para sacar a flote a los sistemas sanitarios.
Todas las ramas del saber, se encuentran en una constante lluvia de ideas y en una alianza completa y total buscando formas de resolver esta situación lo antes posible y con la menor cantidad de victimas posibles, y es eso lo que realmente hacen las personas en la ciencia, aprovechar ese 1% de diferencia genética que tenemos con los chimpancés y que nos da la capacidad de razonar, para buscar soluciones a los problemas a los que nos enfrentamos.
Nosotros como sociedad, debemos aportar nuestro granito de arena, escuchar a estos científicos, a los expertos de cada rama del saber que tengan algo que decir respecto a la pandemia y acatar sus recomendaciones. No salir de casa, practicar el distanciamiento social, asegurarnos de no consumir “fake news”, no creer en los remedios mágicos a base de tés, mezclas extrañas o incluso de técnicas como inhalar aire caliente para confrontar la enfermedad.
Salir de esta situación no será sencillo, pero hay mucha gente que está trabajando arduamente con el fin de que salgamos pronto y nuestra tarea, nuestra forma de aportar a eso es simple:
¡QUEDÉMONOS EN CASA!
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